sábado, 18 de octubre de 2008

viernes, 17 de octubre de 2008

viernes, 10 de octubre de 2008

El Dorado



La legendaria ciudad de El Dorado ha sido buscada por aventureros durante más de cuatro siglos en las selvas y montañas de América del Sur.
Nunca ha sido hallada, pues no existió, pero la imagen de un sitio de incalculables riquezas no ha perdido su poder de seducción.


Muchas expediciones españolas en la época de la conquista, se perdieron en las selvas, murieron a causa de extrañas enfermedades, picaduras de víboras y hambre, pero esto no detuvo a los obstinados adelantados, que buscaban su gloria personal y por sobre todo la riqueza material del oro.
Desde su descubrimiento, el oro ha obsesionado al mundo. Ello se debe en parte a su escasez: el oro extraído hasta la fecha en las minas del globo entero sólo alcanza las 100.000 t. Es también uno de los metales más constantes, pues no se corroe ni deslustra, lo que lo ha vuelto regalo de reyes, medida básica y símbolo de riqueza. Esta asociación con riquezas superiores a lo imaginable le dio un lugar en la realidad y la ficción, aunque también una categoría mítica. La más sugestiva leyenda sobre el oro -la de El Dorado, ciudad fabulosamente rica, donde incluso las ollas eran de oro- atrajo hacia América del Sur a generaciones de aventureros; todos quedaron desilusionados, como corresponde a la persecución de un mito. Como la mayoría de los mitos, el de El Dorado tiene parte de verdad, y su origen puede precisarse con bastante exactitud. En 1493, cuando Cristóbal Colón volvió de su viaje de descubrimiento relatando que había visto cantidades ilimitadas de oro, desató en Europa la fiebre de este metal precioso. Cincuenta años después, las cuantiosas posesiones de oro azteca, en México, e inca, en Perú, ya habían sido saqueadas por los conquistadores. Nadie en Europa que hubiese visto descargar barcos repletos de artefactos de oro, lingotes (muchos objetos eran fundidos para su transporte) y piedras preciosas dudaba de que el Nuevo Mundo fuera una magnífica fuente de riquezas. Se multiplicaron así los relatos sobre la suerte de los conquistadores. En 1530, por ejemplo, Francisco Pizarro exigió como rescate del emperador inca Atahualpa una habitación llena de oro y dos de plata, demanda que fue plenamente satisfecha.
En 1539, los españoles irrumpieron en territorio de los chibchas entablaron una interesada amistad y fundaron la ciudad de Bogotá.
Conocieron allí la ceremonia tradicional celebrada a orillas del lago Guatavita, al noreste, en homenaje al nuevo rey chibcha.
Se decía que aún vivían personas que habían presenciado la última de tales ceremonias en honor de un rey.

La ceremonia tenía lugar al amanecer, a fin de que el rey y su séquito saludasen al dios Sol. En un momento dado el rey, desnudo, era cubierto con polvo de oro para ser literalmente convertido en un hombre dorado, en "el dorado". Se le trasladaba entonces a una balsa de junco mientras sus súbditos ponían oro y esmeraldas a sus pies para que los ofreciese al dios Sol. Cuatro caudillos desnudos que llevaban sólo coronas, pulseras y joyas de oro se le unían en la balsa, portando cada uno de ellos una ofrenda. Cuando la barca llegaba a la mitad del lago, se izaba un estandarte en señal de silencio e inmediatamente después el rey y sus caudillos arrojaban sus ofrendas a las aguas.
Las cosas cambiaron un siglo después. Embellecido el relato, El Dorado dejó de representar a un personaje para convertirse en un sitio. Su emplazamiento también fue modificado: se le trasladó primero al bajo Orinoco y luego al Amazonas, a 2.400 km del lago Guatavita. Fue la leyenda lo que impulsó a los ingleses Walter Raleigh y Percy Fawcett, a los españoles Gonzalo Jiménez de Quesada y Sebastián de Belalcázar y al alemán Nicolaus Federmann a intentar la localización de la ciudad dorada.
El Inglés Percy Fawcett, mientras trabajaba en la definición de la frontera Brasil-Bolivia, supo en 1906 del mito de El Dorado. Volvió a la zona en los años 20 en busca de la ciudad, se interno en la selva con una pequeña expedición, pero desapareció en 1925. Todo indica que la mayor parte del oro y las joyas depositados en el lago Guatavita en las ceremonias del "hombre dorado" fue a dar al tesoro español en el siglo XVI. El último intento por drenar el lago, en 1912, dio como resultado unos cuantos ornamentos cuyo valor no compensó, con mucho, los costos de ingeniería. Por lo demás, quienes buscaron la ciudad de El Dorado estaban condenados al fracaso, pues a pesar de los volúmenes dedicados a describirla, la áurea ciudad no existió jamás.



domingo, 5 de octubre de 2008

Video acerca de Stonehenge

Stonehenge




Perenne monumento a uno de los más grandes misterios de la religión y la ciencia, el gran círculo megalítico de gigantescas piedras de Stonehenge es para el mundo moderno un enigma atemporal, joya arquitectónica y tributo a la imaginación.
¿ Fue un cementerio sagrado o un observatorio prehistórico ?

EL ENIGMA DE STONEHENGE
Diodoro de Sicilia, quien escribiera su Historia Universal hacia el año 50 a.C. y que basara su información en el libro perdido del historiador griego del siglo V a.C. Recateo, puede haber proporcionado un indicio acerca del enigma principal de Stonehenge: su propósito. Cuando se refiere a los hiperbóreos, el pueblo que habitaba una isla en el norte de Europa "más allá del punto donde sopla el viento norte", Diodoro dice que ellos poseían "un magnífico recinto sagrado" y un "templo notable", dedicado al dios del sol, Apolo, que poseía forma esférica. El dios luna visitaba la isla cada diecinueve años, "el período en que se produce el regreso de las estrellas al mismo lugar". Se cree que por "esférico" Diodoro habría querido significar no la forma del templo sino su propósito, que era el de estudiar los cursos de los cuerpos celestes. La afirmación de Diodoro puede ser significativa si, como parece seguro, él describía Stonehenge, el más famoso monumento pétreo de Europa.
La fuente de Díodoro, Recateo, había derivado su información de viajeros griegos que, en nuestra opinión, dejaron su marca en Stonehenge tallando símbolos de dagas y hachas micénicas en la piedra. Esos antiguos visitantes creían que las grandes piedras habían sido erigidas para que sirvieran como observatorio astronómico, conclusión a la que llegaron algunos astrónomos modernos.
Esa es una de las razones por las que Stonehenge resulta tan fascinante y frustrarte. Sus enormes piedras plantean problemas que pueden estar más allá de toda solución. ¿Quién las transportó y las erigió en la planicie de Salisbury, en el sur de Inglaterra? ¿Cómo, cuándo, y sobre todo, por qué?
Stonehenge es mucho más antiguo de lo que se pensaba. Se trata de una estructura compuesta, formada en varios siglos. Los antiguos druidas han sido eliminados como creadores de este templo, que pudieron haber usado. Su culto surgió 1.000 años después de que se completara Stonehenge.
Su gente proveyó los millones de horas-hombre necesarias para transportar, labrar y erigir las 112 piedras grandes y muchas otras más pequeñas. ¿Por qué esos activos cazadores y agricultores dedicaron su tiempo y energía a lo que puede parecer una tarea improductiva? Para ellos era de la mayor importancia, tan vital que a medida que transcurría el tiempo hacían agregados y mejoraban la estructura. La excavación estratigráfica ha revelado las diversas etapas de construcción.
Hawkins aceptó que pos eclipses lunares podrían haber sido predichos mediante el uso de los cincuenta y seis Agujeros Aubrey que forman un círculo. El antiguo astrónomo pudo haber logrado esto insertando una piedra en un agujero y cambiándola de un agujero a otro cada año en la dirección de las agujas del reloj, de conformidad con los movimientos erráticos de la luna, que sale y se pone en diferentes lugares del horizonte y vuelve a su posición original casi exactamente cada cincuenta y seis años.

Entonces, ¿qué quiso decir Diodoro cuando afirmó que el dios luna volvía cada diecinueve años? , se preguntó Hawkins. ¿Es que la luna hacía algo especial en Stonehenge cada diecinueve años? ¿Cuándo era más espectacular la luna eclipsada? La respuesta parecía ser cuando estaba sobre la Piedra Talón, o en la entrada al Gran Trilito. Para los hombres primitivos los eclipses lunares eran un inquietante fenómeno.
"Stonehenge no es sólo un observatorio astronómico, sino también un monumento construido geométricamente mediante el uso de elipses, espirales y círculos trazados sobre el suelo", concluye el profesor Alexander Thom. Él y sus colaboradores estudiaron el sitio en abril de 1974 (Journal of ths History of Astronorny, vol. 5, parte 2, pp. 71-90). El profesor Thom justamente es famoso por sus estudios de los observatorios lunares que existen a lo largo de la costa oeste de Escocia.
La dificultad para determinar el propósito de Stonehenge se debe en parte a la remoción y destrucción de ciertas piedras marcadoras, hecho posible durante el curso de los siglos. Como sugiere Díodoro, probablemente fue construido como templo dedicado al dios sol, desde el que se podían observar los movimientos de los cuerpos celestes.

Triángulo de las Bermudas Parte 2

Triángulo de las Bermudas Parte 1

Triángulo de las Bermudas






Le llaman el Triángulo de Bermudas, aunque su forma no es triangular.
Tiene como vértices, o al menos incluye entre sus límites tres puntos relativamente fijos, en el Atlántico Occidental: el archipiélago de las Bermudas, por el Noreste. Por el Sur la isla de Puerto Rico, si bien se considera que el Triángulo llega con su influencia muchos cientos de millas más al sur. Y, al Noroeste, la península de Florida. Sin embargo, esos límites parecen ser púlsateles. Se extienden y se encogen alternativamente.

Hay ocasiones en que las rarezas físicas propias del Triángulo llegan a afectar hasta las mismas Azores, por el Este. También, a veces extiende su influencia hacia el Oeste, más allá de Cuba.
Pero, en general, el área del Triángulo aparece deli­mitada por el torbellino lento y gigantesco que es la Corriente del Golfo, un río poderoso que se mueve cruzando el mar a una velocidad de alrededor de 6 kiló­metros por hora. En la latitud 15 norte confluyen las corrientes del Atlántico Sur con las del Noreste, y avan­zan rodeando el Mar de los Sargazos, hacia el Poniente.
Poco al Sur de Puerto Rico, una gran rama se desvía ha­cia el Norte, lame las costas orientales de Cuba y Florida y cobra rumbo noreste hacia las Bermudas, reuniéndose con el curso principal que llega desde la olla caliente que es el Golfo de México. Frente a las Bermudas, nuevamente se desprende un brazo de aquel río, que cobra curso Suroeste hasta alcanzar la latitud 30 Norte. Allí se desvía al Sureste, para recomenzar el remolino.
Dentro de esos límites, en un período de 26 años desde el término de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, hasta 1975, han desaparecido más de mil personas: se han esfumado de un centenar de barcos y aviones han desaparecido en ese lapso de igual manera, en medio de una atmósfera transparente.
De estas desapariciones no se ha podido recobrar ni un solo cadáver, ni un despojo, ni siquiera un fragmento de los barcos o de los aviones desaparecidos.
Por cierto que nos estamos refiriendo únicamente a las desapariciones real y completamente inexplicables.
Ha habido, además, en esa zona centenares de otros naufragios y pérdidas de aviones que podrían tener una explicación por causas naturales aunque éstas resulten alambicadas y llenas de una cantidad excesiva de coincidencias. Y desde luego no se toman en cuenta tampoco las tragedias más evidentemente naturales por accidentes o producidas durante borrascas o huracanes. Aquí nos referimos sólo a las desapariciones que simplemente no tienen explicación posibles Y que en algunas ocasiones, como en el célebre caso de la escuadrilla de modernos cazabombarderos Avenger llamado "El Vuelo 19" alcanzó ribetes alucinantes de horror y desconcierto. Con este escándalo estalló ante el mundo la celebridad del Triángulo de las Bermudas.
LA RAZÓN Y LO ANTINATURAL
Si nos extendimos bastante ha sido para que usted pueda apreciar lo extremadamente irracional de la desaparición de 6 aeronaves de guerra perfectamente equipadas para la supervivencia ante desastres naturales.
Uno de los portavoces oficiales de la Comisión Investigadora formada por el Pentágono para examinar este hecho, que fue un escándalo para la Seguridad Nacional de los Estados Unidos, hubo de reconocer en conferencia de prensa:
"Esta pérdida... se presenta como un misterio completo. Es el misterio más extraño que jamás ha in­vestigado la Aviación Naval".
ENFRENTANDO EL ENIGMA
Ante lo antinatural queda el campo abierto para la imaginación y las fantasías más descabelladas. Con frecuencia, la ignorancia de observadores aficionados les lleva a sacar conclusiones absurdas y sostener teorías antojadizas. Incluso hubo quien sostuvo que las algas del Mar de los Sargazos serían los restos de las florestas de la Atlántida ¡adaptados a la supervivencia en un medio marino!
Necedades semejantes ciertamente provocan el rechazo de los observadores serios y dejan la sensación de que se ha hecho de un asunto grave e inquietante una torpe acumulación de supersticiones.
Hay quienes buscan monstruos marinos en el origen de las desapariciones. Ictiosaurios o plesiosaurios tragándose barcos y aviones.
Pero donde más confluyen las opiniones es en el campo de la pérdida Atlántida y de los Ovnis, de estas suposiciones podemos decir que al menos presentan una serie de concordancias con los signos que se ha logrado recolectar en torno a las desapariciones y la destrucción de naves. Es comprensible que se busquen explicaciones aun en lo más irracional, pues el cerebro humano no ha sido concebido para aceptar que se violen sus marcos inmemoriales de referencia que llaman "los preceptores inconscientes". Y también es comprensible por la misma razón que otros opten por rechazar que allí haya nada anormal y que se trata solamente de acumulaciones de hechos fortuitos, de "coincidencias" que a veces pueden ser muy extrañas.
TESTIMONIOS DE LOS PROTAGONISTAS
Fuera de los testimonios arrojados por las transmisiones del Vuelo 19 y por el Comandante Richard Stern, hay otros testimonios que permiten acumular datos para describir mejor qué es lo que pasa, cómo se presentan las anormalidades.
El 7 de Julio de 1964, la piloto comercial norteamericana Carolyn Cascio transportaba a un pasajero desde Nassau hacia la isla Gran Turco. El vuelo se efectuó sin novedad hasta que llegó el momento de aterrizar. En la Torre de Control recibieron la llamada de la joven piloto: "No puedo encontrar la ruta. Algo extraño ha comenzado a ocurrir. Sé que debo estar ahora mismo sobre Gran Turco, pero me encuentro por completo desorientada. Estoy dando vueltas por encima de dos islas que no conozco, y allí debiera estar Gran Turco. No hay nada en esas dos islas. Ni nada donde poder aterrizar".
La muchacha mostraba gran presencia de ánimo, pero había realmente ansiedad en su voz cuando preguntó con cierto dejo de esperanza infantil: "¿Hay alguna manera de salir de aquí?".

Lista de barcos y aviones desaparecidos: http://www.losenigmas.com.ar/losenigmas/baryavi.htm

Parte 2 / video de La Atlántida

Videos sobre La Atlántida

viernes, 3 de octubre de 2008

La Atlántida




¡Sumergida en sólo un día y una noche! ¡Un enorme continente hundido bajo el mar!
¡Su población aniquilada en un instante! Qué estímulo para la imaginación, incluso para la fantasía pura. Sin duda, la famosa leyenda de la Atlántida ha creado un misterio que innumerables personas han tratado de resolver.
El filósofo griego Platón, que narrara la historia, dijo que la Atlántida estaba fuera del Mediterráneo, más allá de los Pilares de Hércules, como se llamaba la entrada al Atlántico hacia el año 345 a.C., época en que él escribió. Pero la moderna investigación geológica ha demostrado que ningún gran continente pudo haber existido y luego haberse sumergido en medio del Atlántico dentro de los límites de la memoria humana.
Entonces, ¿fabulaba Platón? O según afirmaba enfáticamente, ¿registraba la historia, confusa y mal recordada, como tal vez fuese el caso? Daba como fuente de su información a su antecesor, Solón, quien había visitado Egipto en el año 590 a.C. Los sacerdotes lo habían instruido en la historia antigua. Después de la muerte de Platón, el editor de sus obras, Crantor, hizo averiguaciones en Egipto alas que las sacerdotes contestaron que los registros del continente perdido aún existían "sobre pilares'". Platón utilizó las notas de Solón para componer dos diálogos.
En Timeo, el más breve de los dos, Platón describió la isla o las islas de la Atlántida como de una dimensión igual a Libia (se refería al norte de África, al oeste de Egipto) y Asia Menor juntas. Su rey había fundado un magnifico imperio, que extendió hacia el Mediterráneo occidental. Luego se produjeron terribles terremotos e inundaciones. La Atlántida se hundió bajo el mar. Eso había ocurrido 9.000 años antes de la época de Solón.
Platón dio mayores detalles en su obra Critias. La metrópoli del imperio había sido construida en una pequeña isla circular de costas escarpadas.. El palacio real, edificado en una isla más grande, era una "maravilla para contemplar por su tamaño y su belleza". Estaba provisto de baños fríos y calientes. El templo, consagrado a Poseidón, resplandecía de plata y oro. Cada cuatro o cinco años los reyes se reunían para aplicar las leyes y para cazar y sacrificar toros. Con el transcurso del tiempo se volvieron ambiciosos y tiránicos, por lo que Zeus planeó su destrucción. Antes de que eso ocurriera, un ejército ateniense que había ida a combatir a los habitantes de la Atlántida había sido destruido por una calamidad natural. Los nativos de la Atlántida habían esta do considerando la posibilidad de hacer la guerra contra Atenas y Egipto.
La Atlántida era un estado altamente organizado, una tierra de consciente amenidad, holganza, buena arquitectura, arte resplandeciente, servicios públicos abundantes.
Una sociedad de la Era de Bronce alfabetizada, guerrera, que planeaba la conquista de Egipto y Atenas. Ningún estado como este había existido 9.000 años antes de la época de Solón.
Los sacerdotes informantes, o Solón mismo, habían confundido la fecha y hacían ocurrir el desastre milenios en lugar de siglos antes de 590 a. C. Novecientos años es una estimación mucho más realista. Ella dataría la destrucción de la Atlántida hacia el año 1500 a. C. Si bien aún no era una ciudad griega, Atenas existía. Egipto se hallaba en la cúspide de su potencia.
Entonces, ¿dónde estaba la Atlántida? No se hallaba muy lejos de Grecia y de Atenas, ya que sus habitantes contemplaban la posibilidad de la conquista y un ejército ateniense partió hacia ese continente para contrarrestar los planes bélicos.
La Atlántida ha sido ubicada en muchos lugares: México, Asia Central, el Sahara, España, Groenlandia, Terranova e incluso Gran Bretaña.
En su libro Camelos and The Visíon of AIbion (Heinemann, 1971), Geoffrey Aspe ha presentado el caso para Gran Bretaña, la tierra de los "hiperbóreos" según los griegos de la época de Platón. Poseía, según el escritor Hecateo de Abdera del siglo V a.C., un singular templo, el magnífico altar de Apolo -posiblemente Stonehenge- y estaba habitada por "la raza de hombres más perfecta y noble que viviera nunca". Britania era una isla del Atlántico, una de las muchas desde las cuales era posible pasar al continente opuesto que rodeaba al océano, como Platón ha descrito a la Atlántida. Sus detalles topográficos parecían corresponder a la ruta marina septentrional a América vía Islandia, Groenlandia y Terranova. Ashe no sugiere que Britania llegara a sumergirse, sino que después de considerable contacto con el Egeo hacia la época en que se construía Stonehenge, se perdió de vista, devorada por las brumas del norte, y fue olvidada. Platón utilizó la romántica historia de la gloria perdida de Britania para describir su estado ideal. Sin embargo, Ashe admite que las teorías cretenses son las predominantes.
La hipótesis de la isla de Thera
Puede reconocerse a la Creta de Minos como el asiento del imperio de la Atlántida y al volcán Thera como causa de su declinación? Esa posibilidad fue sugerida por primera vez en 1907 por el estudioso británico K. T. Frost. Las excavaciones de sir Arthur Evans, en Knossos, en la década de 1920 y el desciframiento del escrito Lineal B por parte de Michael Ventris y J. Chadwick, en 1960, han demostrado que la civilización minoica de Creta se derrumbó repentinamente en el punto más alto de su potencia y sin ninguna razón aparente hacia el año 1500 a. C.
Significativamente, el volcán Thera que está a ciento cinco kilómetros al norte de Creta tuvo una erupción catastrófica en esa época. El profesor Spyridon Marinatos, jefe del Servicio Arqueológico Griego, inició en 1939 sus investigaciones para vincular la erupción del Thera con el fin de la Atlántida. Otros científicos han colaborado en ese estudio, en especial los geólogos norteamericanos B. C. Heenen y el doctor Ninkovitch, quienes han retirado núcleos de sedimentos que contenían ceniza volcánica del fondo del Mediterráneo oriental, y también el profesor A. G. Galanopoulos, director del Instituto Sismológido de la Universidad de Atenas. Sus contribuciones fueron resumidas por el profesor J. V. Luce, un especialista en Platón y en estudios clásicos, en su libro The End Of Atlantis (Thames and Hudson, 1969).
Según esa teoría, Creta fue hundida por una ola enorme causada por la erupción catastrófica del Thera. La fertilidad de su suelo se arruinó con los pesados depósitos de ceniza y pumita. La historia del desastre fue llevada por refugiados a Egipto donde, 900 años más tarde, fue narrada de manera poco exacta a Solón. Él tradujo el nombre egipcio de Keftui para Creta como Atlántida, derivado de la descripción de esa isla montañosa como "la tierra del pilar", sostenida en el cielo por el gigante Titán, Atlas. Ignaro de que la historia se refería a Creta, Platón ubicó a la Atlántida fuera del Mediterráneo, en el océano cuyo nombre también deriva de Atlas, en la creencia de que ninguna potencia mediterránea había sido tan fuerte como para amenazar a Atenas y a Egipto.

La Atlántida, según Platón, estaba gobernada por un sistema monárquico y de clases. Sus mujeres gozaban de alta consideración, su pueblo era alfabetizado, vivía con comodidad, tenía capacidad para la ingeniería, disfrutaba del confort de los baños calientes y fríos y cazaba regularmente toros, los que llevaban al templo. Las islas estaban protegidas por costas acantiladas: una era pequeña y redonda y la otra grande y rectangular. Antes de su erupción, la isla del Thera era pequeña y redonda, posiblemente la legendaria metrópoli.
Creta es larga y delgada, montañosa, con una gran planicie central en la que estaba ubicado Knossos, el palacio real.
Platón, parece, también ha sido reivindicado. El no tenía idea de que estaba describiendo exactamente la civilización de la Creta minoica, porque en su época Creta se había convertido en un remanso, olvidadas ya sus glorias. Pero no habrían podido ser cabalmente apreciadas nunca si Platón no hubiese escrito su historia.

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