viernes, 3 de octubre de 2008

La Atlántida




¡Sumergida en sólo un día y una noche! ¡Un enorme continente hundido bajo el mar!
¡Su población aniquilada en un instante! Qué estímulo para la imaginación, incluso para la fantasía pura. Sin duda, la famosa leyenda de la Atlántida ha creado un misterio que innumerables personas han tratado de resolver.
El filósofo griego Platón, que narrara la historia, dijo que la Atlántida estaba fuera del Mediterráneo, más allá de los Pilares de Hércules, como se llamaba la entrada al Atlántico hacia el año 345 a.C., época en que él escribió. Pero la moderna investigación geológica ha demostrado que ningún gran continente pudo haber existido y luego haberse sumergido en medio del Atlántico dentro de los límites de la memoria humana.
Entonces, ¿fabulaba Platón? O según afirmaba enfáticamente, ¿registraba la historia, confusa y mal recordada, como tal vez fuese el caso? Daba como fuente de su información a su antecesor, Solón, quien había visitado Egipto en el año 590 a.C. Los sacerdotes lo habían instruido en la historia antigua. Después de la muerte de Platón, el editor de sus obras, Crantor, hizo averiguaciones en Egipto alas que las sacerdotes contestaron que los registros del continente perdido aún existían "sobre pilares'". Platón utilizó las notas de Solón para componer dos diálogos.
En Timeo, el más breve de los dos, Platón describió la isla o las islas de la Atlántida como de una dimensión igual a Libia (se refería al norte de África, al oeste de Egipto) y Asia Menor juntas. Su rey había fundado un magnifico imperio, que extendió hacia el Mediterráneo occidental. Luego se produjeron terribles terremotos e inundaciones. La Atlántida se hundió bajo el mar. Eso había ocurrido 9.000 años antes de la época de Solón.
Platón dio mayores detalles en su obra Critias. La metrópoli del imperio había sido construida en una pequeña isla circular de costas escarpadas.. El palacio real, edificado en una isla más grande, era una "maravilla para contemplar por su tamaño y su belleza". Estaba provisto de baños fríos y calientes. El templo, consagrado a Poseidón, resplandecía de plata y oro. Cada cuatro o cinco años los reyes se reunían para aplicar las leyes y para cazar y sacrificar toros. Con el transcurso del tiempo se volvieron ambiciosos y tiránicos, por lo que Zeus planeó su destrucción. Antes de que eso ocurriera, un ejército ateniense que había ida a combatir a los habitantes de la Atlántida había sido destruido por una calamidad natural. Los nativos de la Atlántida habían esta do considerando la posibilidad de hacer la guerra contra Atenas y Egipto.
La Atlántida era un estado altamente organizado, una tierra de consciente amenidad, holganza, buena arquitectura, arte resplandeciente, servicios públicos abundantes.
Una sociedad de la Era de Bronce alfabetizada, guerrera, que planeaba la conquista de Egipto y Atenas. Ningún estado como este había existido 9.000 años antes de la época de Solón.
Los sacerdotes informantes, o Solón mismo, habían confundido la fecha y hacían ocurrir el desastre milenios en lugar de siglos antes de 590 a. C. Novecientos años es una estimación mucho más realista. Ella dataría la destrucción de la Atlántida hacia el año 1500 a. C. Si bien aún no era una ciudad griega, Atenas existía. Egipto se hallaba en la cúspide de su potencia.
Entonces, ¿dónde estaba la Atlántida? No se hallaba muy lejos de Grecia y de Atenas, ya que sus habitantes contemplaban la posibilidad de la conquista y un ejército ateniense partió hacia ese continente para contrarrestar los planes bélicos.
La Atlántida ha sido ubicada en muchos lugares: México, Asia Central, el Sahara, España, Groenlandia, Terranova e incluso Gran Bretaña.
En su libro Camelos and The Visíon of AIbion (Heinemann, 1971), Geoffrey Aspe ha presentado el caso para Gran Bretaña, la tierra de los "hiperbóreos" según los griegos de la época de Platón. Poseía, según el escritor Hecateo de Abdera del siglo V a.C., un singular templo, el magnífico altar de Apolo -posiblemente Stonehenge- y estaba habitada por "la raza de hombres más perfecta y noble que viviera nunca". Britania era una isla del Atlántico, una de las muchas desde las cuales era posible pasar al continente opuesto que rodeaba al océano, como Platón ha descrito a la Atlántida. Sus detalles topográficos parecían corresponder a la ruta marina septentrional a América vía Islandia, Groenlandia y Terranova. Ashe no sugiere que Britania llegara a sumergirse, sino que después de considerable contacto con el Egeo hacia la época en que se construía Stonehenge, se perdió de vista, devorada por las brumas del norte, y fue olvidada. Platón utilizó la romántica historia de la gloria perdida de Britania para describir su estado ideal. Sin embargo, Ashe admite que las teorías cretenses son las predominantes.
La hipótesis de la isla de Thera
Puede reconocerse a la Creta de Minos como el asiento del imperio de la Atlántida y al volcán Thera como causa de su declinación? Esa posibilidad fue sugerida por primera vez en 1907 por el estudioso británico K. T. Frost. Las excavaciones de sir Arthur Evans, en Knossos, en la década de 1920 y el desciframiento del escrito Lineal B por parte de Michael Ventris y J. Chadwick, en 1960, han demostrado que la civilización minoica de Creta se derrumbó repentinamente en el punto más alto de su potencia y sin ninguna razón aparente hacia el año 1500 a. C.
Significativamente, el volcán Thera que está a ciento cinco kilómetros al norte de Creta tuvo una erupción catastrófica en esa época. El profesor Spyridon Marinatos, jefe del Servicio Arqueológico Griego, inició en 1939 sus investigaciones para vincular la erupción del Thera con el fin de la Atlántida. Otros científicos han colaborado en ese estudio, en especial los geólogos norteamericanos B. C. Heenen y el doctor Ninkovitch, quienes han retirado núcleos de sedimentos que contenían ceniza volcánica del fondo del Mediterráneo oriental, y también el profesor A. G. Galanopoulos, director del Instituto Sismológido de la Universidad de Atenas. Sus contribuciones fueron resumidas por el profesor J. V. Luce, un especialista en Platón y en estudios clásicos, en su libro The End Of Atlantis (Thames and Hudson, 1969).
Según esa teoría, Creta fue hundida por una ola enorme causada por la erupción catastrófica del Thera. La fertilidad de su suelo se arruinó con los pesados depósitos de ceniza y pumita. La historia del desastre fue llevada por refugiados a Egipto donde, 900 años más tarde, fue narrada de manera poco exacta a Solón. Él tradujo el nombre egipcio de Keftui para Creta como Atlántida, derivado de la descripción de esa isla montañosa como "la tierra del pilar", sostenida en el cielo por el gigante Titán, Atlas. Ignaro de que la historia se refería a Creta, Platón ubicó a la Atlántida fuera del Mediterráneo, en el océano cuyo nombre también deriva de Atlas, en la creencia de que ninguna potencia mediterránea había sido tan fuerte como para amenazar a Atenas y a Egipto.

La Atlántida, según Platón, estaba gobernada por un sistema monárquico y de clases. Sus mujeres gozaban de alta consideración, su pueblo era alfabetizado, vivía con comodidad, tenía capacidad para la ingeniería, disfrutaba del confort de los baños calientes y fríos y cazaba regularmente toros, los que llevaban al templo. Las islas estaban protegidas por costas acantiladas: una era pequeña y redonda y la otra grande y rectangular. Antes de su erupción, la isla del Thera era pequeña y redonda, posiblemente la legendaria metrópoli.
Creta es larga y delgada, montañosa, con una gran planicie central en la que estaba ubicado Knossos, el palacio real.
Platón, parece, también ha sido reivindicado. El no tenía idea de que estaba describiendo exactamente la civilización de la Creta minoica, porque en su época Creta se había convertido en un remanso, olvidadas ya sus glorias. Pero no habrían podido ser cabalmente apreciadas nunca si Platón no hubiese escrito su historia.

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